Eida Hernández y su inicio como educadora en la Sierra Maestra
Eida Hernández Gattorno, está a punto de cumplir 77 años y resume su vida profesional como una educadora consagrada a la escuela, un lugar privilegiado de cada zona de convivencia, donde el maestro vive para formar, educar y contribuir con el desarrollo de las nuevas generaciones.
No es amante de los halagos, reconocimientos y mucho menos de las cámaras fotográficas. Acumula en su memoria un arsenal de momentos importantes de su vida como educadora, desde que comenzó como integrante de las Brigadas de la Alfabetización Conrado Benítez y su ubicación en un apartado lugar de la Sierra Maestra conocido como Jimbambay, al cual solo era posible llegar mediante una chispa por ramales del ferrocarril y subiendo y bajando lomas en caballos, una verdadera odisea para su tierna juventud.
En pleno lomerío oriental, alfabetizó a la familia de Vicente Olivero, un obrero agrícola que convivía con su esposa y cinco hijas, todas analfabetas, donde permaneció hasta concluir la campaña, lo que constituyó el primer escalón para incorporarse al Plan de Becas de Ciudad Libertad en La Habana y de allí hacia el Instituto Pedagógico Antón Makarenko.
No fue hasta 1971, en que Eida Hernández regresa a su natal Morón, en la actual provincia de Ciego de Avila, para dar continuidad a su andar por el magisterio; directora de varias escuelas, maestra vinculada directamente a los niños y desde hace cerca de 20 años jubilada, pero aclara: "eso no quiere decir que me he separado definitivamente de la educación".
"Continúo siendo la educadora reincorporada, que pueden contar conmigo para lo que se considere necesario, pese a la edad que acumulo". confiesa.
Ella es bien conocida en la ciudad de Morón, no por sus apellidos, sino como "Eida, la maestra".
Leonel Iparraguirre González
No es amante de los halagos, reconocimientos y mucho menos de las cámaras fotográficas. Acumula en su memoria un arsenal de momentos importantes de su vida como educadora, desde que comenzó como integrante de las Brigadas de la Alfabetización Conrado Benítez y su ubicación en un apartado lugar de la Sierra Maestra conocido como Jimbambay, al cual solo era posible llegar mediante una chispa por ramales del ferrocarril y subiendo y bajando lomas en caballos, una verdadera odisea para su tierna juventud.
En pleno lomerío oriental, alfabetizó a la familia de Vicente Olivero, un obrero agrícola que convivía con su esposa y cinco hijas, todas analfabetas, donde permaneció hasta concluir la campaña, lo que constituyó el primer escalón para incorporarse al Plan de Becas de Ciudad Libertad en La Habana y de allí hacia el Instituto Pedagógico Antón Makarenko.
No fue hasta 1971, en que Eida Hernández regresa a su natal Morón, en la actual provincia de Ciego de Avila, para dar continuidad a su andar por el magisterio; directora de varias escuelas, maestra vinculada directamente a los niños y desde hace cerca de 20 años jubilada, pero aclara: "eso no quiere decir que me he separado definitivamente de la educación".
"Continúo siendo la educadora reincorporada, que pueden contar conmigo para lo que se considere necesario, pese a la edad que acumulo". confiesa.
Ella es bien conocida en la ciudad de Morón, no por sus apellidos, sino como "Eida, la maestra".
Leonel Iparraguirre González

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