Orgullosa se sintió Flora Portales Cervantes, cuando vistió por primera vez el uniforme que la identificaba como brigadista Conrado Benítez. De su casa, localizada en el caserio de El Calvario, en el municipio de Chambas, partió a principios de 1961 hacia Varadero a recibir la primera capacitación para alfabetizar.
El entusiasmo y los deseos de enseñar a leer y escribir a los analfabetos, colmaban las emociones de aquella muchacha que nunca soñó con esa posibilidad, por eso no olvida aquella mañana cuando tocó a la puerta de la vivienda de Ana Cué, en el poblado de Falla y le dijo: "yo soy la alfabetizadora y fui ubicada aquí en su casa".
Recuerda que esa familia la recibó con mucha alegría, porque con anterioridad habían mostrado la voluntad de cooperar con la campaña, acogiendo a un brigadista.
Conversar con Flora sobre sus vivencias como alfabetizadora, la inspiran a un prolongado relato con anécdotas, momentos difíciles y otros de satisfacciones, y recalca que eran personas de avanzada edad que tenían muchos deseos de aprender a leer y a escribir.
Ya finalizaba 1961 y recuerda la encomienda de hacer una carta a Fidel para demostrar que habían aprendido a escribir, lo que provocó nerviosismo e inquietudes en otros que presentaban problemas de visión, aunque se les atendió con la entrega de espejuelos graduados.
Flora Portales, jubilada del sector de la Educación en Morón, licenciada en Historia, impartió docencia en Secundarias Básicas de la ciudad de Morón, estuvo diez años en la enseñanza politécnica y hasta directora del Círculo Infantil Lucero del Alba.
Lamenta que sus condiciones de salud no le permitan continuar en la pedagogía, pero en su corazón está el amor que siente por la educación.
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