Margarita Gutiérrez, alfabetizadora en el batey Calero de Punta Alegre

                                                  

Margarita Gutiérrez es una de las tres hermanas que a principios de 1961, dejaron atrás a sus padres en la ciudad de Morón, para formar parte de la Campaña de Alfabetización, como brigadistas Conrado Benítez.

Con una mochila al hombro avanzó por guardarrayas, caminos fangozos y cruzó un río, para llegar al batey Calero, perteneciente al Central Punta Alegre, donde fue ubicada para enseñar a leer y escribir a los analfabetos de ese lugar.

 

Allí encontró apenas cinco viviendas y un barracón de haitianos cortadores de caña, y fue ubicada en una pequeña habitación que carecía de baños, servicio sanitario y la puerta de acceso amarrada con una soga, con mínimas condiciones.

 

Allí se mantuvo durante campaña acompañada por la cartilla y el manual e impartía clases en el horario nocturno a personas de avanzada edad, pero con deseos de aprender, y por el día ayudaba a las familias en sus quehaceres cotidianos.

 

Cuenta Margarita que aquella experiencia jamás podrá olvidarla, donde presominaba un ambienta opuesto al de la ciudad donde residía con su familia, pues los haitianos hacían sus fiestas con toques de tambores y cantos acorde a sus tradiciones.

 

"Recuerdo que un día falleció uno de los haitianos que tenía como alumno, sentí mucho miedo pues durante su velorio hubo toques de tambores y cantos que me atemorizaban, máxima cuando permanecía solitaria en mi pequeña ranchito en ese batey", confiesa Margarita.

 

Pero la alegría llegó cuando culminó la alfabetización con la satisfacción del deber cumplido, pues todos aprendieron lo elemental, un reto que implicó esfuerzos, sacrificios y muchas noches de desvelo.

 

Por todo esa entrega, fue merecedora de la medalla de la Alfabetización, además de otros reconocimientos del Consejo de Estado que guarda celosamente y que con orgullo muestra a sus hijos y nietos.