Pocos días habían transcurrido del alevoso crimen contra el brigadista Manuel Ascunce Domenech y el campesino Pedro Lantigua, cuando un pelotón de milicianos, al que pertenecía Honorato Castillo Vega, hizo un alto en sus operaciones contra los bandidos del Escambray, debajo de un frondoso árbol, a escasos metros de una vivienda que permanecía completamente cerrada.
"Fue el práctico del pelotón quien sugirió una pausa en aquella complicada marcha que nos mantenía con mucho cansancio y agotamiento -cuenta Honorato-. y explica que estábamos ubicados debajo del árbol donde había sido ahorcado el brigadista y apunta para la casita donde vivía Lantigua".
El silencio se apoderó del pelotón, como espontáneo gesto de respeto y tributo, mientras se nos explicaba cómo ocurrieron los hechos contra un jovencito que tenía como único delito cumplir la encomienda de Fidel de enseñar a leer y escribir a los campesinos analfabetos.
Aquel panorama nos llenó de energía para continuar las acciones que habíamos emprendido en la "limpia del Escambray", marcha que continuamos por toda esa zona hasta llegar a Gavilanes donde estaba el campamento.
Mnuel Ascunce Domenech y el campesino Pedro Lantigua fueron asesinados por bandas contrarrevolucionarias el 26 de noviembre de 1961, hace 60 años.
Honorato, residente actualmente en el reparto Peñaranda de la ciudad de Morón, combatiente en la limpia del Escambray, no olvida aquellas jornadas, ni tampoco la rama de aquel árbol donde fue ahoracada un joven alfabetizador, ni aquella triste casita solitaria en medio del lomerío.
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