El pequeño Pedro Ordines presenta una quebrantada situación familiar, al convivir con su mamá Yaniurka Díaz, quién permanece con padecimientos que le imposibilitan ejercer el trabajo asalariado.
Estas limitaciones convierten Pedrito en uno de los cuatro estudiantes con vulnerabilidad de la Institución Educativa José de la Luz y Caballero de la ciudad de Morón.
Desde su incorporación a ese centro la diferencia era palpable respecto a los restantes niños del aula, lo que constituyó una alerta para la dirección del Centro, maestros y asistentes, y se activó el proyecto de atención a estos casos.
Visitas a su residencia, intercambios y otras acciones, pusieron al pequeño Pedro Ordines en manos de la Asistencia Social, aparejado a la ayuda que le presta la escuela con meriendas y los servicios de Seminternado.
Tomasa Serit, directora del Seminternado José de la Luz y Caballero, manifiesta que ya el niño transita por el sexto grado, comparte amistad con los restantes estudiantes del Centro, y muestra un cambio sustancial en su carácter.
Pedro Ordines quiere aprender a jugar ajedrez y al preguntarle que desearía ser en un futuro, responde sin vacilaciones: " Quisiera ser científico".
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