Katia Aguilar, maestra de cuarto grado en la escuela rural Raúl Cepero Bonilla, ubicada en la zona cañera de Saladrigas, municipio de Morón, no le interesa los cerca de tres kilómetros que tiene que recorrer desde su casa en el poblado de Patria hasta la residencia de los estudiantes que requieren atención diferenciada, para prestarle la ayuda que necesitan.
Desde la interrupción del curso escolar y el establecimiento de las Teleclases, esta docente se ha visto obligada a cambiar su sistema de trabajo, pues un tiempo lo dedica a la visualización de las Teleclases, luego a preparar los contenidos para oportunamente establecer contacto con sus estudiantes en sus casas y explicar y dejarle las hojas de trabajo para que ejecuten los ejercicios.
Ahora refiere que es un deber priorizar la atención diferenciada, pues hay niños que muestran estar rezagados respecto a los restantes, y ahí tienen que hacer énfasis y dedicarle el tiempo que sea necesario.
Katia explica que en su escuela se aplica el proyecto de inclusión, que por ser casos con características especiales, como retardo en el desarrollo psíquico, requieren de un tratamiento sistemático y paciente.
Nixza
Machado Morales, directora de la Zona Rural número Uno en Morón,
manifiesta que la atención diferenciada se aplica en los cinco centros
de su radio de acción, labor que se realiza sin escatimar esfuerzos,
todo por la terminación exitosa del curso académico.
En medio de la compleja situación epidemiológica actual, los docentes del territorio, en la recta final del curso académico, prestan atención diferenciada a los niños que lo requieran.
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